Manualidades con materiales reciclados.
3 diciembre 2019

Mi papel como voluntaria, mujer mixteca y ciudadana estadounidense

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Gracias a Gianna Nino Tapia por escribir este relato de su tiempo como voluntaria en Puente en el verano de 2019. 

Pasé el verano pasado trabajando con Puente en su programa Veranos de Nutrición. Esta increíble oportunidad fue posible gracias a la beca Monica Miller Walsh del Centro de Estudios de América Latina de Stanford. Actualmente, estoy completando mi Maestría en Ciencias en Epidemiología, y espero asistir a la escuela de medicina en el futuro. Tengo profundas raíces en Oaxaca; mi madre es de un pequeño pueblo en la región mixteca llamada San Pedro y San Pablo Tequixtepec. Ella emigró a los Estados Unidos antes de que yo naciera, y trabajó como trabajadora agrícola recogiendo productos en Oregon y Washington.

Piñata

Conocí a Puente por la primera vez cuando participé en un viaje universitario, «Salud comunitaria», a Oaxaca, con el Dr. Gabriel García, y me interesé en cómo los entornos culturales, socioeconómicos y biológicos influyen en la salud. Cuando supe sobre Puente, vi que trabajaban en la intersección de estos factores a nivel comunitario. Mientras crecía, escuché innumerables historias de los desafíos que mi madre enfrentó en su pueblo, que no tenía electricidad ni agua corriente, y los desafíos nutricionales que enfrentaron que provocaron retraso en el crecimiento y otros problemas de salud. Durante mi tiempo en Oaxaca, ayudé a implementar y evaluar los campamentos de Veranos de Nutrición, asistiendo con sesiones y entrevistando a líderes juveniles sobre sus experiencias y percepciones del programa.

Mientras viajaba con el equipo de Puente, vi los desafíos diarios que enfrentan las comunidades para preparar alimentos saludables para sus hijxs. También aprendí sobre la importancia de diversificar las fuentes de ingresos para las familias. Conocí a una familia que, con el apoyo de Puente, había podido aumentar su producción de cultivos, apoyar mejor la educación de sus hijos y establecer un sentido de autosuficiencia. Hablaron de mejorar su salud a través del conocimiento de la nutrición. Fue hermoso escuchar a una niña explicar su negocio familiar y cómo Puente la había empoderada para ser más abierta. También recuerdo estar sentado con una joven llamada Lupita durante el almuerzo y hablar sobre lo que constituía una dieta saludable. Mientras me describía su comida, pensé en la importancia del acceso a la educación para la salud y el beneficio de las comidas nutritivas que Puente le proporcionó a ella y a otros niños como ella.

Este verano fue increíblemente transformador y reforzó un sentido de orgullo en Oaxaca y la resistencia de su gente con un deseo inquebrantable de mejorar las condiciones para las generaciones futuras. También fue un momento de reflexión sobre mi papel como voluntaria, mujer mixteca y ciudadana estadounidense. Mientras sigo mis estudios en medicina, mi sueño es regresar a Oaxaca como médico que trabaja para reducir las disparidades y desafíos de salud. Gracias a mi experiencia con Puente, salí de Oaxaca con una sensación de esperanza para el futuro.

— Gianna Nino Tapia

 

Ensalada
Festival
Niños siendo felices.

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